miércoles, 21 de noviembre de 2012

APORTES DEL CONSTRUCTIVISMO AL DESARROLLO MORAL EN EL CONTEXTO SOCIO-EDUCATIVO ACTUAL: Parte 2


Breve análisis del contexto socio-educativo actual

Lsociedad  actual  presenta  una  gran  cantidad  de  problemas  y  desaos  para  los miembros que la componen, derivados de los cambios históricos, políticos, económicos, sociales y culturales, etc. Estos cambios han influido en la estructura y dinámica de las sociedades  tanten  los  países  del  primer  mundo,  como  en  los  países  en  vías  de desarrollo.  Nuestra  sociedad  está  en  un  profundo  proceso  de  transformación  de  las lógicas  de  desarrollo  socio-económico,  con  lo  cual  surgen  nuevos  valores  y nuevas formas de relación entre las personas y las sociedades (Belanguer, O., y Vivanco, R.,
2002).

Chile,  tal  como  lviven  las  naciones  industrializadas  se  enfrenta  también  a  estas profundas  transformaciones  derivadas  del  auge  del  capitalismo  ecomico,  junto  a cambioculturales  y  sociodemográficos,  el  crecimiento  urbano,  la  disminución  de  la natalidad  y  el  envejecimiento  de  la  población,  entre  otros,  especialmentdesde  las décadas del 1970 y 1980. (García, M., Torres, M. y Ballesteros, E., 2006)

Para los miembros más jóvenes de la sociedad, los niños y los adolescentes, se produce un fenómeno nuevo con el fuerte auge de las tecnologías de información y comunicación, el cambio en la estructura familiar y las dinámicas emergentes que se producen al interior de las escuelas, en los diferentes niveles de la estructura social. Por ejemplo, fenómenos psicosociales como la violencia familiar y escolar obligan a la sociedad a generar modelos y estrategias de intervención psicosocial y educativas más efectiva e integrales. De hecho la asamblea general de la Naciones Unidas en su encuentro anual del o 1998 instó una cultura de paz como enfoque integral para prevenir los conflictos y  la violencia (UNESCO,
2007). Esta misma institución internacional ha buscado promover cambios en las políticas
educativas, a partir de  la transformación de los paradigmas educativos vigentes para asegurar aprendizajes de calidad, tendientes al desarrollo humano (UNESCO, 2007).

De    alguna     manera,     la     educación     actual     tiene     como     desafío    evitar     que     las transformaciones   globale d la sociedade occidentale postmodernas puedan perjudicar la integridad e individualidad de los estudiantes, sino por el contrario puedan ayudar a fomentar su desarrollo bio-psico-social. Se ha señalado que la participación de la familia tiene que ver entre otros aspectos, con hacer válidos los valores democráticos y hacer una educación más pertinente a la realidad de la gente, de forma tal que se logre una efectiva articulación armónica entre la escuela y la familia (Navarro, G., Vaccari, P., y Canales, T., 2001).

En esta misma línea de reflexión, se puede decir que uno de los desaos más relevantes para  las  ciencias  de  la  educación  es  que  las  diferentes  instituciones  educativas  y formativas de la sociedad busquen todos los aportes teóricos y empíricos necesarios para resguardar la integridad de los adolescentes y pueda garantizarse la existencia futura de seres humanos más éticos que aporten verdaderamente al desarrollo humano universal. Como lo señala el Informe de Desarrollo Humano 2002 que realiza el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en países de Latinoamérica y el Caribe, la relación entre familia y sociedad, como las percepciones y significados que se articulan al interior de la familia en relación a la  sociedad determinan la posibilidad de que estas generen ciudadanos  más  activos  y  responsables  socialmente,  de  forma  que  en  el  futuro  se constituyan en un auténtico aporte a las diferentes comunidades a los que pertenezcan (PNUD, 2002).

Las instituciones educativas también se enfrentan hoy a coyunturas importantes y tal vez únicas en la posibilidad de entregar las herramientas y conocimientos adecuados para el desarrollo cognitivo de niños y jóvenes, pero también para aportar con los principios y valores que guíen y orienten la conducta de sus alumnos, quienes serán a futuro los que conduzcan la sociedad adulta, las instituciones gubernamentales, empresas y las diversas organizaciones financieras, culturales, deportivas, etc.



En este contexto los aportes del Constructivismo son de gran relevancia a la hora de proponer los esquemas de funcionamiento cognitivo en el niño y el adolescente, como también  los  procesos  internos  de  cada  persona  que  guían  el  desarrollo  moradel individuoComo  lo  señalan  diversas  investigaciones  etemas  de  educación,  las habilidades sociales  ela infancia y la adolescencison  la basde  la competencia interpersonal en el adulto. Desde edades tempranas el niño comienza a interactuar con su medio y es a través de la interacción con otros que consolida su proceso de socialización. Es decir, en la medida en que el niño alcance un mejor ajuste social en la infancia va a desarrollar un mayor nivel de empatía y sociabilidad y una relación más sana con el medio que le rodea (Arón y Milicic, 1994).

Las herramientas sicas para un adecuado desarrollo moral en el niño son también las que  permiten de mejor forma dar cabida al desarrollo integral de las personas en un mundo  que  obliga  cada  vez  más  a  actuar  con  un  sentido  ético  de  las  acciones individuales, como única forma de afrontar adecuadamente los cambios y amenazas de una sociedad globalizada.

E present artícul pretend genera un reflexió acerc d lo aportes   del constructivismo en las obras de Piaget, Maturana y Varela, para la comprensión de la psicología  infanto-juvenil  su  desarrollo  cognitivo-moral  en  relación  a  los  retos  que presenta la sociedad actual frente a la formación y promoción de seres humanos cada vez más  autónomos,  éticos  e  integrados  a  la  comunidad,  junto  a  los  comportamientos prosociales adecuados a cada etapa evolutiva.

Una sociedad que no es capaz de reflexionar sobre el desarrollo moral, las teorías y autores que han generado un debate serio en estos temas, es una sociedad incapaz de pensar en su futuro y se haya limitada para construir los verdaderos sueños del mañana. El  constructivismo ha sembrado una semilla muy valiosa para la construcción de esos sueños. Vale la pena conocer su valiosa contribución.




El desarrollo moral infanto-juvenil: retos educativos en una sociedad globalizada

Uno de los temas que en los últimos os ha cobrado especial relevancia en el ámbito de las ciencias del comportamiento es el desarrollo moral en la niñez y la adolescencia, dada su gran relevancia para la sociedad, las familias y los sistemas educativos. Se dice que la adquisició d nuevos  conocimientos  en  la  escuela  posibilita  una  re-organización cognitiva  que  determina  en  gran  medida  la  actuación  de  los  sujetos,  permitiéndoles comprender  resolver los problemas que enfrentan (Moreno M.A., 2004).

Los antecedentes de la investigación sobre desarrollo moral se remontan a las propuestas de Piaget (1935, 1968) al abordar el tema de la moralidad en el sujeto. Para este autor el desarrollo moral está en estrecha relación con el desarrollo de estructuras psicológicas del  individuo;  es  decir,  el  comportamiento  moral  de  una  persona  está  orientado  de acuerdo a los atributos propios del estadio de desarrollo cognitivo que ha alcanzado el individuo. Kolhberg afirma que el desarrollo lógico y cognitivo de una persona constituye una condición necesaria pero no suficiente para el ulterior desarrollo moral (González, G ., Abreu, JL & Badii, M.H., 2008).



Se  sugiere  así  que  el  desarrollo  moral  debe  estudiarse  desde  el  punto  de  vista cognoscitivo dado que requiere  la comprensión cognitiva de situaciones que  implican decisiones morales y la comprensión del deber ser. Las diferentes etapas del desarrollo operatorio tienen características lógicas distintas y el supuesto principal de la teoría es que lo cognitivo y lo afectivo tienen desarrollos paralelos; en consecuencia, el juicio moral representa  un proceso cognitivo que se desarrolla  epigenéticamente (Zerpa y Ramírez,
2004).

Tal como lo hemos señalado, la sociedad entera y las instituciones que la conforman juegan un rol ineludible a la hora de entregar las herramientas que puedan influir en el desarrollo moral, particularmente niños y adolescentes. En este sentido se pone en plena discusión el rol que ejercen los medios de comunicación en la actualidad y el auge que han tenido las tecnologías de información en el proceso de socialización de los niños. En este  punto, incluso se ha llegado a dudar sobre el papel crucial que juega la Escuela. Para  algunos autores  la  Escuela  ha  dejado  de  ser  un  espacio  de  socialización  por excelencia para padres, niños y profesores, lo que resulta ser un gran problema y abre una importante inquietud (Ghiso, 1998).

Se podría plantear que la mayor exposición a los medios de comunicación e información que han crecido en términos cuantitativos y cualitativos de manera muy importante en los últimos años, obliga a redoblar los esfuerzos que hacen los profesores, la familia y todos los actores  del entorno educativo en la formación personal y el desarrollo de valores, comportamientos y actitudes prosociales. Desde los primeros os de vida las bases de las actitudes y valores se van consolidando, como los mecanismos e interacción tanto con e entorno como con la sociedad, a la vez que se adquiere la noción de identidad y de autoestima (Ortega, E, Sánchez, J, 2006).

Tal como lo indican los profesionales de la salud mental, los alumnos de los niveles enseñanza  básica  media  que  son  capaces  de  desarrollar  mejor  su  autoestima, autonomía, creatividad, tolerancia a la frustración e incentivar sus habilidades sociales e interpersonales,  son  más  capaces  de  enfrentade  modo  eficaz  la  gracantidad  de información que provenga de los nuevos medios de comunicación y discernir sobre los posibles riesgos que puedan presentarse con el mayor acceso a estos. Estos niños serán a futuro más capaces de tolerar la presión negativa de los grupos de pares frente a los efecto destructivos  derivados  del  consumo  de  alcohol,  drogas,  etc.  Es  decir,  las habilidades  sociales en la infancia son la base de la competencia social en el adulto. Desde edades tempranas el niño comienza a interactuar con su medio y es a través de la interacción con otros que consolida su proceso de socialización (Arón A.M., y Milicic, N.,
1994).

Las  investigaciones  de  Piaget  han  permitidentendeque  un  niño  que  tiene  la oportunidad  de  aprender  y  desarrollar  sus  habilidades  no  sólo  tend una  mejor adaptació social   y   mayo integración   interpersonal sin qu encontrará   mayor satisfacción en las relaciones interpersonales y a la vez se capaz de generar relaciones sociales  más  enriquecedoras  para  los  otros.  Un  buen  desarrollo  de  las capacidades sociales es uno de los indicadores que más significativamente se relaciona con la salud mental de las personas y por ende, con su calidad de vida (Arón, A.M., y Milicic, N., 1994).



Es decir, en la medida en que el niño alcance un mejor ajuste social va a desarrollar un mayor nivel emtico con el medio que le rodea. Piaget y Kohlberg sostienen que los niño n puede emiti juicio morales                                                                            sólido hast que     alcanza u nivel suficientemente alto de madurez cognoscitiva como para ver las cosas como las vería otra persona, es decir con la capacidad de colocarse en el lugar del otro, como de asimilar la noción de valores generales. Esto plantea que habría una relación entre el nivel cognitivo de un individuo y su desarrollo moral, dado que el razonamiento moral avanzado depende de un razonamiento lógico avanzado. (González, G., Abreu, JL & Badii, M.H., 2008).

Por lo tanto, el logro de un  nivel de  desarrollo  moral alto o  superior depende de la madurez cognitiva pero también de la estabilidad emocional y afectiva que le puedan otorgar las figuras de adultos significativos y cercanos para el niño o adolescente, los que también son claves a la hora de potenciar en ellos la resiliencia (Suarez, N., Munist, M., y Kotliarenco, M.A., 2004).

Alrededor  de  los  11  o  12  os  los  niñosufren  cambios  biológicos  psicológicos radicales, junto a la maduración sexual, pero también una maduración biológica general que potencia el desarrollo intelectual y moral. Los niños se transforman en adolescentes lo que significa que sus estructuras de conocimiento permiten las generalizaciones y la realización  de  operaciones  mentales  abstractas,  propios  del  pensamiento  hipotético- deductivo y el desarrollo moral en la etapa autónoma. Es decir, desde la perspectiva del desarrollo moral el  individuo alcanzaría el nivel evolutivo más alto, etapa denominada moralidad  post-convencional,  según  fue  afirmado  por  Kohlberg  (Kohlberg,  1969;  en Papalia, D., et al, 2004).

Tal como lo señalamos, uno de los conceptos complementarios y que podría que ayudar a entender mejor todos los retos y amenazas que presenta la adolescencia en el contexto actual  es  la   resiliencia.  Este  concepto  habla  de  la  capacidad  de  las  personas  para enfrentar la adversidad y poder superar los obstáculos propios de las condiciones de vulnerabilidad  sica,  psicológica  social  como  puede  ser  la  discapacidad  física,  la pobreza, la enfermedad, etc. (Suarez, N., Munist, M., y Kotliarenco, M.A.; 2004). No cabe duda  que  estas  son  características  deseables  en  cualquier  persona,  pero  son  muy necesaria a  la  hora  de  estimular  en  niños,  adolescentes  y  jóvenes  una  mayor potencialidad cognitiva, afectiva y social.

En suma, en el proceso de elaboración de una moral autónoma, interactúan en el niño y adolescente  de  manera  conjunta  y  simultánea  una  serie  dvariables  biológicas, psicológicas y sociales que se deben reconocer, para hacer intervenciones más integrales efectivas.

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